viernes, 30 de mayo de 2008
Típico
En ese preciso lapso salta él o la en cuestión y pregunta: ¿A qué se debe la existencia del hombre? (por tirar una pregunta abierta como la Suller) ... eso, además de generar el malhumor de absolutamente todos los presentes, es darle de comer en la mano a un león. Un profesor que recibe una pregunta tan abierta, nunca va a tardar menos de 10 minutos en contestarle. Además, está comprobado científicamente que alguien más que encuadre en esta clase de personas molestas, va a darle más vida aún al debate. O sea, chau ida temprano. Todos los planes maravillosos que tu cabeza había diseñado, se ven aplastados por la aplanadora de este ser, que recibirá sus correspondientes insultos por lo bajo. Además de ser marcado como el/la fanático/a - molesto/a - malatendido/a - sinvida
jueves, 29 de mayo de 2008
Flasheo
Es una crisis de identidad la mía... hay que crear una tribu para nosotros loco! y es indispensable buscarse un enemigo. Yo propongo a los teletubies. Podrían ser un oponente respetable para esta nueva tribu urbana, son amorfos y medio idiotas. ¿Quién no los odiaría?
martes, 20 de mayo de 2008
Maldito campo, maldito gobierno, y malditos nosotros que les creemos.
Estoy podrido del campo y el gobierno. Me altera los nervios. No hay otro tema, es casi como lo único que existe en el mundo por estos días.
Pero hay algo que me molesta más aún, y es la gente que hace lo “políticamente correcto”, la que dice o hace lo “que está bien visto”. Y lo digo ahora porque con este quilombo del campo, parece que todos usan boina y andan a caballo. Lo peor no es estar con el campo, cada uno puede tomar la posición que se le cante, después de todo de eso se trata la democracia. Lo peor es “estar por estar”. Cuando asumió el pingüino, parecía el tipo que iba a solucionar todos los problemas, y eran todos kirchneristas. Ahora, con el mandato de la mujer, y una imagen un tanto lógicamente devaluada, todos son anti k. Como si fuera necesario tomar una posición tan drástica. Yo por ejemplo, que considero a las retenciones una de las pocas medidas acertadas de este gobierno, casi que ni lo puedo manifestar en público. Soy el anticristo en cualquier reunión familiar, me siento Alberto Fernández o Moreno, por ende, un ser inmundo y deshonesto. Pero por suerte, siempre hay un Moyano que sale a bancarme, con su auto importado ganado seguramente con trabajo. La cuestión es que por estar de acuerdo en tan solo una medida, uno pasa a ser oriundo de Santa Cruz, peronista y por sobre todas las cosas, kirchnerista. La verdad, me harta un poco esta situación. Sobran víctimas hoy por hoy, como para que los ricachones del campo, sabiendo que nosotros compramos cualquier espejitos violeta, se vengan a hacer los pobres tipos. Y encima nosotros, tomamos partido fervorosamente. Como si en este debate de ricos, viéramos a caso algún centavo.
Por otro lado, yo que apoyo la medida, siento un poco de verguenzita cuando escucho decir a la presidente “porque a mi que soy mujer y me cuesta todo el doble… y blablabla”. Basta de ese discurso trillado sobre la discusión de sexos que, por suerte, hoy en día casi que no existe. Ahora resulta que para justificar las cosas, se escuda en su condición de mujer. Como si el sexo de una persona la condicionara o la impulsara a determinar algo en el plano político. Queda pensar entonces, que lo del tren “bala” es para terminar con la discriminación. Era por eso que se gastarán una fortuna en un inútil tren para la clase alta. A mí realmente no me importa que gobierne un hombre, una mujer o un travesti, lo que me importa es que haga bien las cosas. Tampoco me interesa mucho que corten las rutas, que les falten dientes o que se coman las “eses”, los santos están en la iglesia y murieron hace un tiempo. Es mejor empezar a discutir cosas más importantes, como cuánto de nuestra torta se van a quedar el gobierno y el campo. Mientras nosotros salimos con la banderita defendiendo un país que pocas veces nos retribuye algo.
Ahora si me preguntás a mí, que se vayan Cristina, De Angelis (nada que ver conmigo ), Moreno, Bussi y todos esos ricachones que se la dan de representantes del pueblo, a dónde vos ya te imaginaste cuando empezaste a leer la frase.
viernes, 16 de mayo de 2008
50 cosas para hacer antes de conocer al amor de tu vida.
Como no estoy demasiado inspirado, robo una entrada de otro blog que me gustó. Prometo próxima entrada analizando los resultados de la encuesta
Esta mina es una genia!
2. Ir a la tarotista compulsivamente y seguir sus instrucciones al pie de la letra. Comprar velas, hacer "novenas" en la mesada de la cocina, y tirar los platos al lado de un árbol, cuando los vecinos no miren.
3. Vengarse furiosamente de una amiga.
4. Acostarse con alguien sabiendo que es un error y que las consecuencias serán te-rri-bles.
5. Perseguir a un hombre que te vuelva loca y urdir planes maquiavelicos y ardides delirantes hasta conquistarlo.
6. No usar ropa interior.
7. Revolcarse con más de dos hombres la misma noche.
8. Comerse un pote de dulce de leche en la cama y dejar el envase en la mesa de luz.
9. Ser infiel y no contarlo nunca, ni a tu mejor amiga.
10. Robar un novio.
11. Romperle el corazón a alguien.
12. Irse de viaje sola a algún país lejano y sin demasiados planes.
13. Ir hasta la selva chaqueña a conocer a un tipo del chat (que siempre es horrible, claro)
14. Salir con dos hombres al mismo tiempo.
15. Tener la casa impecable.
16. Empujar a una vieja.
17. Enamorarse perdidamente de un profesor, suspirar y ponerse nerviosa si te habla.
18. Dejar a alguien, aún estando muy enamorada, porque tenés la noble certeza de que no es para vos.
19. Tener dos citas la misma noche.
20. Emborracharse hasta el desmayo y no recordar absolutamente nada el día siguiente.
21. Reptar por la casa en jogging, sin bañarse y con la remera sucia, durante todo el fin de semana.
22. Acostarse con un amigo gay, completamente borracha.
23. Hablar cinco horas seguidas por teléfono con una amiga.
24. Comprar un best seller impresentable, leerlo apasionadamente y luego forrarlo en papel de diario y esconderlo en la biblioteca.
25. Enamorar perdidamente a alguien.
26. Acostarse con alguien que no hable el mismo idioma.
27. Agarrarse de los pelos con otra mujer.
28. Ver comedias románticas y llorar.
29. Escuchar el mismo tema doscientas cincuenta veces a todo volúmen.
30. Empapar el baño y no secarlo.
31. Desayunar pizza.
32. Ir a dormir a lo de tus amigas.
33. Tener la toalla de manos del baño impecablemente doblada.
34. Comer parada en la heladera.
35. Cambiarte de ropa con la ventana abierta para que te vea el vecino.
36. Gastar $300 en una cartera color “ciruela pasa”.
37. Usar la última bombacha enorme, sin elástico, desteñida y agujereada.
38. No lavar la ropa cuatro semanas y usar el vestido de comunión para ir a trabajar.
39. Coquetearle a un proveedor para conseguir un descuento.
40. Hablar pestes de otras mujeres luego de una reunión.
41. Mentirle a un hombre sólo para llevarlo a la cama.
42. Mirar maratones de reality shows durante todo el fin de semana.
43. Invitar a salir a alguien.
44. No lavar el auto en siete meses y dejar adentro botellitas de coca light, cáscaras de mandarina, mudas de ropa, zapatos, papeles del trabajo, caramelos pegados en el piso y el bolso del gimnasio lleno de ropa sucia.
45. Bailar la coreografía de “Fiebre de sábado por la noche” en el living, poniendo cara de “cool” y misteriosa.
46. Practicar conversaciones frente al espejo, riéndote como una estúpida y haciendo mohines vergonzosos.
47. Chupar el relleno de las galletitas y dejar el resto, o mordisquear bombones y dejarlos porque son feos.
48. Hacer dietas ridículas basadas en teorías delirantes o cábalas sin sentido.
49. Leer revistas frívolas.
50. Probarse el ropero entero antes de salir.
lunes, 5 de mayo de 2008
Crisis
Existen muchos tipos de crisis. Las crisis económicas a las cuales estamos tan acostumbradas, las políticas y hasta las crisis por noviazgo de una adolescente que creyó en el amor eterno. Pero hay una crisis que particularmente sufro, y va por dentro, sin que nadie la vea. Es esa que al entrar a una librería, y mirar los títulos y autores, te hace sentir ínfimo. Uno se siente el ser más inculto y desechable, el tipo más ignorante de la tierra. De hecho es posible que sea cierto, pero no hay consuelo al adquirir sin filtro, la verdadera consciencia de dónde se está parado intelectualmente hablando. Luego de la crisis de infinidad y asnismo (palabra inventada), uno atraviesa por una segunda etapa, la crisis de querer comprar todos los libros a la vez. En ese momento, hacés cuentas y deambulás por la sala, pensando que solo tenés plata para comprar dos libros como mucho, y que al menos en 10 minutos de estar en el lugar, ya te gustaron quince. Es terrible, otra vez hay que decidir cuál de todos te va a rescatar del pozo de la ignorancia. Finalmente, hay dos opciones, o no comprás nada, o comprás uno que al salir de la librería no te convence tanto como al principio. Por último, está la crisis del tiempo. Esa que surge desde que llegás a tu casa con la nueva adquisición y la dejás en la biblioteca. A partir de ese día, el libro adquiere ojos, y cada día te mira como invitándote a leerlo, claro que vos nunca tenés tiempo para hacerlo, y eso genera culpa. Y si quizás tenés un rato libre, nunca lo usás para eso. En fin, es todo un trauma ir a una librería, pero nunca deja de ser un placer. Porque no hay universo más palpable que el de los libros.