miércoles, 9 de abril de 2008

Soluciones rápidas y sin sentido

Existen cosas curiosas en nuestra vida. Hay momentos en que nos volvemos ridículos e inconscientes, dónde la lógica no es una opción posible. Como cuando escuchamos un ruido en la noche, y nos tapamos con la sábana. ¡Como si la tela fuera blindada!

Particularmente los artefactos nos desvelan, y eso nos incentiva a inventar soluciones caseras e inútiles. En general, son quienes nos empujan al abismo de la incoherencia. Cuando algo no anda, lo primero que hacemos es darle un golpecito. Estamos convencidos de que miles de cables y circuitos son fácilmente revividos con un simple garrotazo contra el sillón. Qué sencillo sería todo si fuera cierto ¿no?

También existe el aire bendito. Todo objeto que no funcione y tenga una cavidad, mediante un poco de aire de nuestros pulmones se arreglará mágicamente. ¿Quién no pegó alguna vez un soplido a un aparato de la casa?

Otra de las opciones, es el tiempo. Siguiendo los consejos del sabio Luis Miguel que canta “dicen que el tiempo cura todo…” solemos dejar un tiempo al artefacto problemático descansar, con la ilusión de que al volver se haya auto-arreglado. Como si fuera cuestión de ganarle por cansancio.

En el caso de que sea un objeto que requiera de encenderse, no lo dudamos. Es harto evidente que cuando falle, apagarlo y prenderlo al rato es la mejor solución. Ese instante en que se apaga, solucionará increíblemente todos los problemas.

Si el objeto en cuestión lleva pilas, intentaremos acomodárselas, sacarlas y volverlas a poner, o incluso cambiarlas. Todos estos, pasos de resignación, porque lo más probable es que el fogonazo no lo haya provocado las pilas.

Finalmente, ninguneados por la superioridad de la tecnología. Habiéndolo intentado todo lo que a nuestro alcance estuvo, solo nos queda hablarle. Mantener una conversación de persona a objeto, y confesarle nuestras debilidades. Descargarnos, decirle todo lo que pensamos y todo lo que nos complica la vida. Quizás no funcione (lo más probable), pero al menos hemos logrado que alguien nos escuche.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas veces nos hacemos los copados,q la sabemos todas y desarmamos hasta la ultima piecita del artefacto, lo q despues se transforma en un rompecabezas...olvidate y compra uno nuevo, si tenia arreglo, ya no lo tiene...
"El soplido"... recurso muy utilizado cuando los cartuchos del family game o sega entraban a fallar...y jamas nos percatamos de q se trataba, ni mas ni menos, q de una manifestacion en repudio a la llegada de la Play :S
jajaja...la lime, no?...tengo sueño, pero t note un tanto alterado en el nick asiq opte por mantenerme a salvo y dejar un comentario..jeje..
siempre leemos lo q escribis nene, pero como veras carecemos de inspiracion para escribir al respecto..Ta bueno!..sabelo! y lo digo d verdad...T veo pibe! Bso

Anónimo dijo...

Sabias palabras Marie!! Viene de familia jeje... es la posta lo del cartucho!!
Y mucho mas la del golpe... es cierto que la violencia no arregla las cosas.. pero OJO! no arregla las cosas sociales.. las materiales si!! y esta comprobado!! Puedo apostarle 100 pesos a cualquiera que diga lo contrario... los golpes ayudan a que la tecnologia funcione... de ahi a que dure... bueno... eso es otra cosa..
Beso Alex!

Anónimo dijo...

Esta comprobado científicamente que los golpes y los soplidos sirven. Sé que mi amplificador cuando le falla un parlante, en realidad, esta solo pidiendo un manotazo.

Es un auto reflejo, como putear al colorado que esta en tyc, espiar el tamaño de los pechos de ¨ x ¨ mujer que se acerca o romper esas circulos con aire que estan en algunas bolsitas y que hacen ¨ prf!, prf! ¨ o si aplastamos muchos juntos un griterío de ¨ prfprfprpprfefep.. prf!!! ¨ .

Dale baby dame nesquick, necesito nesquick.

Faltaste ayer pebete, no vas a encontrar la respuesta filosofal!!