Existen ruidos molestos clásicos, como la música fuerte del vecino, los tacos de la de al lado, o un bocinazo innecesario. Pero hay ruidos que son cotidianos, que suelen ser molestos, y de tan constantes se nos hacen costumbre. Entre los miles, destaco estos:
- Cuando alguien raspa la cuchara en el fondo de un recipiente, con la intención de comer hasta el último gramo/litro. ¡Qué más querés sacarle al tacho!
- Un cuchillo rechinando en un plato, sobre todo de vidrio. ¡El impacto se siente directo en los dientes, sin escalas!
- El tic-tac del reloj, que interrumpe regularmente un hermoso silencio.
- El tipeo de Chat en la compu, que suele ser mucho más veloz y continuo. Eso lo hace insoportable, sobre todo cuando quién chatea es otro.
- El zumbido de un mosquito sobrevolando el oído a la noche.
- El timbre de los vendedores y/o predicadores, un domingo a las 8 de la mañana. Pensándolo bien, cualquier día a cualquier hora.
- Los gritos de los vecinos peleándose. Como si a mí me interesara saber porque mierda se pelean, ¡déjenme vivir en paz!
- La musiquita de espera en una llamada telefónica, que en general te agarra cruzado porque estás reclamando que te cagaron y nadie te resuelve nada: “yo soy un simple empleado”, te dicen ¡¿y quién mierda me puede resolver esto?!
- El tuuuu del contestador automático, que te indica que tenés que empezar a hablar, y semejante presión de una máquina te deja sin palabras. Olvidándote a quién llamabas y por qué.
- El despertador a la mañana, que te recuerda lo desgraciada de tu vida. ¡Tenés que ir a la laburar!
Y muchos más, que deterioran nuestra vida cotidianamente, y nos quitan la posibilidad de disfrutar del silencio.